La localidad de Fuenlabrada se convirtió en el epicentro de una macabra revelación tras la detención de un pedófilo acusado de más de 100 delitos de grooming, en el marco de una vasta operación policial contra la pornografía infantil que permanece en desarrollo desde el año 2020 y que, hasta el momento, se ha saldado con 27 detenidos acusados de distintos delitos de tenencia, producción y distribución de pornografía infantil.
«El grooming es un delito en el que, a través de un proceso meticuloso, un adulto busca ganarse la confianza del menor para finalmente obtener concesiones sexuales», explican a GRAN MADRID fuentes policiales. «Cuando han logrado ganarse la confianza de los menores, los groomers suelen solicitar imágenes íntimas a sus víctimas e, incluso, proponer encuentros en persona», añaden.
En el caso del individuo detenido en Fuenlabrada, descrito como un «peligroso depredador sexual» por los agentes, contaba con un modus operandi basado en el engaño. Según fuentes de la investigación, este varón de mediana edad creó «diversas cuentas falsas en las que se hacía pasar por una atractiva joven de la cual se había hecho una amplia colección de imágenes de carácter sexual y que utilizaba como anzuelo» con el que iniciar el contacto con sus víctimas.
Tras la ejecución de la orden de entrada y registro en su domicilio, «encontramos más de 380 conversaciones con cuentas de menores y un volumen de más de 47.000 mensajes intercambiados», aseguran fuentes policiales.
Posteriormente, tras un examen detallado del material incautado, que incluía 688 archivos de fotografía y vídeo que el presunto groomer habría intercambiado por internet, los agentes pudieron determinar que «109 de estas conversaciones se mantuvieron con menores de entre 10 y 16 años» y que «el detenido era plenamente conocedor» de la edad de sus víctimas.
Además de comunicarse con los niños, el detenido en esta localidad madrileña registraba sus interacciones para su posterior revisión y conservación en sus equipos informáticos. Asimismo, la Policía también ha encontrado pruebas de que almacenaba archivos de otras menores, potenciales víctimas de su red de engaño, junto a otros miles de archivos con material ilícito que se encontraban clasificados por carpetas.
En total, los agentes practicaron 26 órdenes de entrada y registro en distintos puntos de la geografía española, confiscando un arsenal tecnológico compuesto por 57 discos duros, 15 ordenadores y otros equipos informáticos que contenían miles de archivos con contenido explícito infantil.
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